«Kalykhanka», «Pahonia», «Kupalinka» y otras canciones que se cantan en las calles belarusas: Contamos sus historias junto a las creadoras del proyecto cultural Wir.by
15 marzo 2021 | Maria Badzei, Lizaveta Lysenka, Arzamas
1. «Pahonia» [nombre del escudo histórico de Belarús, literalmente, «persecución»]
Texto de Maxim Bagdanovich, música de Mikalai Shchahlou-Kulikovich
Autor
Maxim Bagdanovich es uno de los poetas belarusos más importantes. Si a principios del siglo XX los escritores belarusos escribían exclusivamente sobre problemas sociales, Bagdanovich fue el primer poeta-esteta belaruso interesado en la «belleza pura» y que introdujo formas clásicas de la poesía europea en la literatura belarusa, como el soneto, el trioleto o el rondó.
Bagdanovich nació en Belarús y, cuando tenía cinco años, su familia se mudó a Rusia: primero vivieron en Nizhni Nóvgorod y luego en Yaroslavl. Aprendió el idioma belaruso de forma autodidacta y regresó a Belarús como un poeta consumado. Escribió el poema «Pahonia» en 1916, en un Minsk en guerra, sabiendo ya que estaba mortalmente enfermo de tuberculosis.
Canción
«Pahonia» es el nombre que se da a una costumbre militar: según la leyenda, estaba muy extendida en el territorio de Belarús en la Edad Media. Los asentamientos fronterizos a menudo sufrían ataques de los cruzados y los tártaros. Todos los hombres salían a caballo en persecución de los asaltantes para recuperar el botín y liberar a los cautivos. La imagen de un jinete con una espada sobre un caballo blanco se convirtió en un símbolo nacional importante en Belarús y Lituania.
Esta es una persecución no en el espacio, sino en el tiempo («Vais volando a lo inconmensurable, Perseguidos del tiempo inmortal» [publicada en la antología bilingüe de poemas escogidos «Ecos de mi tierra», Ediciones Irreverentes, Madrid, 2017]) tras los propios belarusos, que no recuerdan nada sobre sí mismos y su país: «Belarús, puede que hayan seguido / A tus hijos, faltos de valor / Que te habían olvidado, vendido, / En la más despreciable traición [ibidem]». El propósito de esta persecución es recuperar lo suyo y a los suyos, no permitir que los belarusos se conviertan en forasteros, hacerles sentir dolor por su tierra, como lo siente Bagdanovich: «¡Ha de herir vuestro hierro su pecho, / Extranjeros no se han de llamar! Sentirán cada noche en su lecho / El dolor de su tierra natal» [ibidem]. En el estribillo suenan palabras que dicen que esta persecución de los belarusos «no se puede romper ni parar» [ibidem].
2. «Kupalinka» [canción para la Noche de Kupala, festividad del solsticio de verano]
Texto de Mikhas Charot, música de Vladimir Terawski
Autores
El autor de la melodía basada en motivos folclóricos es Vladimir Terawski, director musical del Primer Teatro Estatal de Belarús. En 1921, el poeta Mikhas Charot escribió la obra musical «La noche de Kupala» para el teatro, donde se interpretó la canción «Kupalinka». Charot hizo un arreglo poético del texto de una canción popular y Terawski compuso la música. La obra fue un éxito colosal y se mantuvo durante unas 400 funciones. A finales de la década de 1930, Terawski y Charot fueron fusilados y sus nombres fueron olvidados: el texto y la música pasaron a considerarse «populares» incluso después de que los autores fueran rehabilitados en 1956 y 1957.
Canción
«Kupalinka» es una especie de tarjeta de visita musical de Belarús. Fue cantada por «Pesniary» y Deep Purple, todos los belarusos la conocen, y la heroína lírica, que «recoge las rosas, se pincha las manos» y «arranca flores, trenza coronas y derrama sus lágrimas», se convirtió ya en el siglo XIX en una personificación de Belarús como un país con rostro de mujer hermosa y triste.
3. «Dios Poderoso»
Texto de Natallia Arsennieva, música de Mikalai Ravensky
Autores
La poetisa Natallia Arsennieva escribió el poema «Oración» en 1943, en el Minsk ocupado por los alemanes. En 1947, el compositor Mikalai Ravensky musicó el poema. Durante la guerra, Ravensky trabajó en el coro de la iglesia en la ciudad de Cherven (región de Minsk) y escribió música religiosa. Esto se reflejó en el sonido de la canción «Dios Poderoso», aunque la música de los poemas de Arsennieva se escribió más tarde, tras emigrar esta a Estados Unidos. Aparentemente, al mismo tiempo surgió otro nombre, basado en el primer verso del poema.
Canción
Originalmente himno de la emigración belarusa de la posguerra1, que regresó a su tierra natal solo en la década de 1990, finalmente se convirtió en el himno religioso de toda Belarús: es interpretado no solo por músicos seculares, sino también por los coros de las iglesias ortodoxas y católicas antes o después del servicio.
En el texto de la canción, Belarús aparece como una tierra tranquila y acogedora: «A Belarús, tranquila en su ensueño / Dale tu gracia en rayos de sol». El poema enumera los valores que cobraron especial importancia para Arsennieva durante su vida en el Minsk ocupado. En sus memorias sobre esta época, constantemente vuelve al hecho de que, a pesar de las muchas dificultades, había que seguir desarrollando la cultura belarusa: hacer traducciones poéticas, escribir libretos para óperas y obras de teatro para el Teatro de Minsk. Estos valores son el trabajo de la rutina diaria, la fe en la justicia y el futuro: «Para el trabajo tu resistencia», «Respeto, fe, dignidad y fuerza / Por el futuro, por la verdad». Inicialmente, el texto contenía las palabras «haz poderosa y afortunada», pero la autora después decidió cambiar la palabra «poderosa» por «libre»: «Que la cosecha venga cargada, / Que tenga frutos la abnegación, / Señor, haz libre y afortunada / a nuestra tierra y nuestra nación».
1 Entre 1944 y 1945, inmediatamente después de la liberación de Belarús de la ocupación y el final de la Segunda Guerra Mundial, comenzó una ola de emigración del pueblo belaruso, primero a los países de Europa Occidental y de allí a Estados Unidos y Canadá. Los principales grupos de emigrantes fueron ex Ostarbaiter [personas del Este de Europa esclavizadas por los nazis] que decidieron no regresar a la URSS, así como la intelectualidad con puntos de vista anticomunistas. En los Estados Unidos y Canadá, la diáspora belarusa participó activamente en la preservación y el desarrollo de la cultura y la actividad política belarusas.
4. «Kalykhanka» («Nana»)
Texto de Hienadz Buraukin, música de Vasily Rainchik
Interpretación clásica.
Source: Arzamas
Autores
En la década de 1970, la lengua materna se escucha cada vez menos en las calles de las ciudades belarusas: en las escuelas y universidades se imparte clase en ruso, el ruso predomina en la televisión. En 1978, la Compañía de Radio y Televisión de Belarús estaba dirigida por el poeta Hienadz Buraukin, quien decidió hacer que la televisión hablara belaruso. Uno de sus proyectos es el programa nocturno «Kalykhanka» («Nana»), en el que a los niños se les cuentan cuentos de hadas y se les muestran dibujos animados. El texto de la canción de cuna utilizada en el programa fue escrito por el propio Buraukin, y la música fue creada por el compositor Vasily Rainchik.
Canción
«Kalykhanka» es la canción que varias generaciones de belarusos han escuchado antes de acostarse durante los últimos 40 años. Para muchos niños que ya habían nacido en familias de habla rusa, «Kalykhanka» fue lo primero que escucharon en belaruso. Esta canción, con un lenguaje que recuerda el acogedor mundo de la infancia («zorki-spliushki» – «estrellitas dormilonas», «vachaniaty» – «ojitos», «tsikha-tsikhenka» – «bajo-bajito»), se convirtió en la personificación de un mundo en el que siempre ganan el bien y la justicia.
5. «Tres tortugas»
Letra de Lavon Volski, música de N.R.M.
Autores
N.R.M. es el primer grupo de rock belaruso de éxito, creado en 1994, y que ha criticado repetidamente a las autoridades (por esto, los conciertos de N.R.M. fueron prohibidos en Belarús).
Canción
La canción «Tres tortugas» fue lanzada en el año 2000 en un disco homónimo y se convirtió en «canción popular»: los guitarristas belarusos principiantes la aprenden junto con «La estrella llamada Sol» [de Viktor Tsoi, grupo ruso Kino, muy popular en el espacio postsoviético] y otros famosos riffs. Esta canción se canta en los patios, en los partidos de hockey y en las marchas de protesta. Pete Pavlov, guitarrista de N.R.M. dijo que la letra de la canción surgió de un chiste: «Sale Yeltsin y dice: “El estado ruso se apoya sobre tres ballenas”. Le preguntan: “¿Y cuáles son?” Y él responde: “La primera, la segunda… Y la tercera ballena”».
Los versos «Para amar a Belarús, nuestra buena mamá, / Hay que visitar muchos países» son una cita un poco cambiada de «Las cigüeñas vuelan a Polesia» del grupo soviético «Pesniary», al que parodia el vocalista de N.R.M., Lavon Volski. Los versos «No ha habido ni Galileo, Ni Bob Marley, / No ha habido Salvador Dalí, / Ni Lenin, ni Lenon, ni Carlos Lineo, / Solo ha habido ballenas y tortugas» nos recuerdan que en Belarús se sigue viviendo de acuerdo a principios arcaicos. Por otro lado, el tono mayor de la canción y su alegre estribillo, «Hey, la-la-la-lay, / No esperes más, sorpresas no va a haber» levantan el ánimo a quienes la escuchan. En 2006, Lavon Volski hizo un pequeño cambio en el estribillo: en lugar de «sorpresas no va a haber», los músicos empezaron a cantar «me he hartado de esperar».
6. «Palabras sencillas»
Texto de Michal Aniempadystau, música de Lavon Volski
Autores
En 1997, varios músicos de rock famosos de Belarús, incluido Lavon Volski, grabaron un disco/obra de teatro llamado «El álbum del pueblo». Sus 27 canciones hablan de la vida cotidiana de las localidades belarusa en el período entre las dos guerras mundiales. La acción tiene lugar en la frontera de Polonia y la URSS, que pasaba por el centro de Belarús: entre los personajes hay encuentran contrabandistas y damas sofisticadas, comerciantes y maestros, posaderos y espías polacos. Además del idioma belaruso, las letras de las canciones contienen trasianka (una mezcla de belaruso y ruso), ruso, polaco y yidis. La intención de los autores era que las canciones sonarían como si se hubieran compuesto en la década de 1930 (aunque las letras contienen muchas referencias a la cultura de todo el siglo XX, desde los dibujos animados de Bolek y Lolek hasta el grupo AC/DC).
Canción
La canción más famosa de «El álbum del pueblo» es «Palabras sencillas»: en Belarús se canta en las graduaciones, suena en los anuncios de un operador de telefonía móvil, en discotecas y reuniones íntimas, alrededor de las fogatas y en los patios. Esta canción trata sobre el hogar paterno: «…Todo es familiar en la casa paterna. / Hay con qué entrar en calor y dónde esconderse / En la casa paterna, en la materna casa»; termina como una nana: «Buenas noches, señores». La idea principal es que no tiene sentido seguir todas esas ideologías con sus palabras «complicadas». Todos estos ismos se quedan en el siglo XX, y mucho más importante es lo personal, acogedor y atemporal: «pan en la mesa, fuego en el horno», atardeceres azules, la familia, «palabras sencillas, cosas sencillas».