Cómo después de las elecciones daban palizas y torturaban a los periodistas de Bobruisk
19 agosto 2020 | Servicio de Monitoreo OC (organización cívica) de la Asociación de Periodistas de Belarús
El 10 de agosto en la ciudad de Bobruisk los antidisturbios detuvieron a la fuerza a cuatro periodistas independientes. A tres de ellos les detuvieron en las puertas del centro de prisión preventiva donde estaban reunidos los familiares de los detenidos el día anterior a la espera de los resultados de los juicios. Al cuarto lo cogieron en el lugar del trabajo de su mujer.
Al lado del centro de prisión preventiva a las 16h30 el día 10 de agosto se encontraban numerosos periodistas y medios de comunicación de la ciudad que seguían el desarrollo de los acontecimientos. Igualmente estaban allí los habitantes de la ciudad que esperaban a sus familiares y amigos detenidos la noche anterior. De repente se acercó un autobús con antidisturbios. Los policías hicieron a los hombres tumbarse boca abajo en el césped y empezaron a pegarles. Dirigía el proceso el subjefe del Departamento de Asuntos Internos del Comité Ejecutivo de la ciudad de Bobruisk, jefe de Policía Andrei Malajov. Él también participaba en las palizas a los ciudadanos y periodistas.
A todos los hombres les pusieron de cara a la pared con las manos detrás de la nuca y les pegaban. Entre los detenidos estaban los periodistas Evguenii Glagolev-Vaskovich y Evguenii Yushovskii. Les trasladaron al centro de prisión preventiva N5. Al día siguiente tuvieron lugar los juicios. A ambos periodistas les acusaron de participar en un acto multitudinario no autorizado de acuerdo con el artículo 23.34 del Código de infracciones administrativas.
Evguenii Glagolev-Vaskovich, corresponsal del periódico digital «Mensajero de Bobruisk», fue condenado a 12 días de arresto. Según ha contado el periodista los juicios iban a toda máquina. No había posibilidad de llegar a un acuerdo o pedir un abogado, a la juez no le interesaba lo que contaban los detenidos. Ella se limitaba a «repartir días de prisión y sanciones».
Glagolev-Vaskovich ha contado que durante la detención le «dejó sin piernas» el subjefe del Departamento de Asuntos Internos Andrei Malajov. En el centro de prisión preventiva no daban palizas. Evguenii сumplió la prisión en el centro de prisión preventiva. En total pasó allí 8 días de los 12, salió de prisión el 18 de agosto.
El periodista freelance Evguenii Yushkovskii que colabora con el proyecto Media IQ, fue condenado a dos días de prisión que pasó en el centro de prisión preventiva. Fue condenado igualmente por participar en un acto multitudinario no autorizado. No pudo recibir la resolución judicial.
El joven contó que fue golpeado sólo durante la detención. En el centro de prisión preventiva las condiciones eran aceptables, «los guardias hasta compartían los cigarrillos».
La madre de Evguenii Galina Yushkovskaya presenció la detención de su hijo. Al día siguiente ella presentó una queja por la actuación de Andrei Malajov y los antidisturbios. Ahora mismo hay abierta una investigación sobre la queja.
Marina Molchanova también fue detenida a las puertas del centro de prisión preventiva el 10 de agosto. Ella colabora con el preiódico digital «Mensajero de Bobruisk» y cadena de televisión Belsat. De acuerdo a su testimonio, cuando ya se habían llevado a todos los hombres había venido un autobús especialmente a por ella, de allí salieron corriendo unos policías antidisturbios y la metieron a la fuerza dentro.
«Cuando yo subía las escaleras del autobús me dieron un golpe con la porra entre las piernas. Cuando pregunté qué derecho tenían de pegarme, el policía, mirándome a los ojos, me mandó callar porque si no sería peor para mí y dijo «Te voy a matar. Hoy se puede», contó Marina Molchanova. «Ví que mi detención fue una venganza personal porque me recordaban diferentes artículos que había escrito y me decían que siempre escribía mal sobre la policía. Cuando pedí que me soltaran porque en casa me esperaba un niño pequeño me dijeron que no me preocupara porque para estos casos existían los orfanatos.»
La periodista fue llevada a la Oficina de Asuntos Internos del distrito Leninski de la ciudad de Bobruisk donde empezaron a hacer el protocolo por haber participado supuestamente en los actos multitudinarios no autorizados. Pero apareció el jefe de la Oficina de Asuntos Internos Andrei Pereplavchenko y dijo que ya estaba todo aclarado que Marina era periodista, pidió disculpas y la soltaron. No le entregaron la copia del protocolo que ya había sido hecho.
La misma noche pero en un lugar distinto también fue detenido el historiador, periodista, amigo de la Sociedad Abierta «Asociación Bielorrusa de Periodistas», en el pasado diputado del Consejo de la ciudad de Bobruisk Ales Chiguir. Aproximadamente a las 20h30 él fue a buscar a su mujer que salía de trabajar (es farmacéutica). Por el camino grabó con su teléfono como unos policías antidisturbios detenían a la fuerza a un joven al lado de una cafetería. Nada más entrar Ales a la farmacia aparecieron los antidisturbios. Al periodista le metieron en el autobús y le llevaron a la Oficina de Asuntos Internos donde siguieron pegándole.
«Uno de los policías gritaba: «Bueno..¿qué? «Muerte a los policías!». Todo esto iba acompañado de golpes con las porras, otros me pegaban con las manos, me abofeteaban, daban golpes en la cabeza, brazos. Cuando llegamos a la Oficina de Asuntos Internos me sacaron y me prometieron romperme los brazos. Me caí al suelo, me siguieron pegando mientras estaba tirado sobre el asfalto. Luego siguieron con la paliza en la comisaría: me pegaban con las porras en las piernas mientras subía las escaleras, me tiraron al suelo y siguieron pegándome ya tirado en el suelo, eran unos cuatro o cinco. Mientras lo hacían se reían, estaban contentos, parecía que estaban satisfechos de haber dado paliza a una hombre de 48 años, padre de tres hijos con 29 años de vida laboral. Simplemente me estaban torturando. Esto lo hacían personas que viven entre nosotros, con los que nos encontramos en las calles junto a sus mujeres e hijos. La tortura, no se puede llamar esto de otra manera, les complacía enormemente. Todo esto lo estaban viendo las mujeres con uniforme y en sus caras yo también vi estas burlas.» – cuenta Ales Chiguir.
«La apoteosis de las torturas fue la promesa de mear sobre mí. Si alguien me hubiera contado esto la mañana del mismo 10 de agosto, dudo que hubiera creído que es posible.»
Chiguir también fue condenado a 15 días de acuerdo al artículo 23.34 del Código de infracciones administrativas por participar en un acto multitudinario no autorizado. Pasó en prisión 6 días.
Él contó sobre las espantosas condiciones en las que estaban los detenidos: «Las cámaras estaban sucias, en el suelo había excrementos de aves, no teníamos lo esencial, jabón, papel higiénico. Dormíamos sobre unos colchones asquerosos, de las mantas caía arena. Para comer nos dieron dos cucharadas de arroz, casi no daban de comer».