20 agosto 2020 | Viasna
El centro de defensa de los derechos humanos «Viasna» y la Organización Mundial contra las Torturas (OMCT) siguen documentando los casos de torturas, trato cruel, inhumano e irreverente contra los participantes de las manifestaciones ocurridas en Minsk entre el 9 y el 13 de agosto. Algunos testimonios de los supervivientes de las torturas y la violencia serán publicados en nuestra página web como prueba de las acciones criminales de las fuerzas de seguridad.
Gleb fue detenido el 11 de agosto junto al centro comercial «Skala». Según dice, los trabajadores del AMAP (policía antidisturbios) lo detuvieron cuando iba por la calle con sus auriculares puestos. Los siguientes tres días el chico los pasó en el departamento de policía del distrito Moskovski, en Okrestina y en el Centro de Prevención y Curación número 3 cerca de Slutsk. Gleb ha contado a «Viasna» lo que les ocurrió a él y otras personas en este tiempo.
«Vi que venía un microbús azul por la derecha. Yo seguí andando, me daba igual. Pero giraron a dos metros de mí y salieron corriendo persiguiendo a los chicos que iban detrás de mí. Yo me detuve, levanté las manos. Me golpearon y me arrastraron hasta el autobús. A los chicos de detrás les dispararon, como se vio después.
Luego me arrojaron a un vehículo de traslado de detenidos. De allí – al departamento policial del distrito Moskovski. Al principio estábamos tirados en el suelo con las manos detrás de la espalda. Después nos quitaron los cordones de los zapatos, cinturones, nuestras pertenencias. Estábamos sentados en unos sillones, con la cabeza agachada contra el sillón delantero y las manos encima de él. Así estuvimos sentados unas 12 horas. Todo este tiempo los policías me insultaban por ser de piel negra, decían que estaba pintado: entonces tenía el pelo rosa con mechas azules.
Cuando estaba sentado en una silla del departamento, se me acercó uno, miró mi expediente y vio que en mayo de 2020 había ido a la policía para denunciar el robo de un bolso. Empezó a decirme de muy malas maneras: «No somos una oficina de objetos perdidos». Y se puso a golpearme así (cierra los puños y hace aspavientos) en la cabeza, la espalda. Y debido a esto como consecuencia tuve el traumatismo craneoencefálico.
En el departamento policial del distrito Moskovski nos dejaban ir al servicio muy pocas veces. La gente se hacía pis encima. Algunos incluso se defecaron encima, de dolor o por otras razones».
A los detenidos la policía los graba en vídeo: tienen que identificarse y decir por qué están detenidos. Gleb dijo que en el departamento de Moskovski les daban palizas después de grabar el vídeo:
«Nos grababan, nos volvían contra la pared y empezaban a pegar. Los cuatro. Y al final nos daban un golpe en la entrepierna. Después ya no nos tocaban.
Posteriormente nos llevaron a Okrestina. Allí, en comparación con el departamento policial de Moskovski, ya no nos pegaban».
Gleb contó que lo juzgaron directamente en Okrestina, declarándole culpable según el artículo 23.34 de la ley belarusa (desórdenes públicos, organización o realización de eventos multitudinarios – Nota del traductor). Le echaron 15 días de arresto.
«En Okrestina en el principio nos pusieron contra el muro de rodillas con la cabeza en el suelo. A continuación nos llamaban por nuestros apellidos para que entraramos al edificio. Allí había jueces, nos acercábamos, nos leían algún artículo relacionado con los mítines. A mí me escribieron en el informe que me arrestaron junto al metro «Pushkinskaya», y yo ese día ni estaba allí. Empecé a discutir con ellos y lo cambiaron, pero me echaron 15 días de arresto igualmente».
En Okrestina Gleb durmió junto a otros detenidos en la celda de paseos:
«Es una habitación muy pequeña de cemento, de seis metros cuadrados, incluso menos, a la intemperie. Estábamos 77 personas. Nos calentábamos apoyándonos unos contra otros. Oíamos cómo daban palizas a los nuevos. Eran hombres y mujeres. Les daban shocks eléctricos, estuvieron toda la noche torturándolos.
Al día siguiente todo lo que nos dieron fueron seis bollos de pan, tres barras y tres litros de agua. Para 77 personas. Antes de eso habíamos estado sin comer unos tres días enteros. En Okrestina pasé un día y medio».
Después llevaron a Gleb y a otros detenidos al Centro de Prevención y Curación número 3 cerca de Slutsk, donde el joven pasó un día.
«Fuimos a Slutsk acompañados por los militares. Nos dijeron que tendrían que llevarnos maniatados, pero no llegaron a hacerlo.
Cuando llegamos al centro, lo primero que hicieron fue llevarnos a las duchas. Después nos llevaron a habitaciones con literas de dos pisos, como en los campamentos. Allí no había barrotes, y nos daban de comer bien tres veces al día. Incluso nos dejaban salir a fumar.
En Slutsk se sorprendieron mucho del aspecto que teníamos al llegar. Nos proporcionaron ayuda médica de inmediato. Y, cuando veían que alguien no tenía sus cosas, enseguida se las encontraban. De Okrestina, sin embargo, directamente no puedes salir sin que no te rompan algo gravemente, como las costillas o la columna.
En el Centro de Prevención y Curación pasé un día. El viernes a las 19:00 empezaron a liberarnos. Salí y allí me recibieron unos voluntarios que me llevaron a Minsk con mi familia. Cuando nos liberaron, nos hicieron firmar una especie de advertencia: si nos pillan de nuevo, nos echarán 15 años de cárcel por un artículo criminal».