Lukashenka «cierra» el país y pasa a la ofensiva. Los belarusos responden con nuevas protestas creativas
27 diciembre 2020 | BYHelp-Mediagroup
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En 2020, los belarusos se han convertido en un ejemplo de empeño y constancia para todo el mundo en la recuperación de sus derechos, y los colores blanco y rojo se han convertido en el símbolo de una protesta pacífica contra el despotismo.
En vísperas de Navidad, los católicos belarusos esperaban con gran expectación la llegada del rector de la Iglesia católica de Belarús. El 31 agosto, al arzobispo de Minsk y Magilieu Tadeusz Kandrusewicz le prohibieron entrar en Belarús sin ninguna explicación. Más tarde, Lukashenka lo acusó de que supuestamente viajó a Polonia «para recibir instrucciones sobre cómo destruir el país». Y solo gracias a la intervención del Papa el arzobispo pudo volver al país. Quizás este sea solo el primer paso hacia el comienzo de las «negociaciones» a gran escala del dictador con Occidente. Cabe recordar que Lukashenka tiene 169 presos políticos más en reserva para estos fines.
Al mismo tiempo, habiendo cerrado el país, Lukashenka pasó a la ofensiva: el 22 diciembre, en Belarús fueron detenidos los empleados del «Press Club», y después algunos periodistas más de la prensa regional. En respuesta al tercer paquete de sanciones de la UE, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Belarús comenzó a intimidar a la Unión Europea con contramedidas, y los telepropagandistas estallaron con verborrea sobre las particiones de la Rzeczpospolita. Al mismo tiempo, algunos líderes de la propaganda no escatimaron en insultos dirigidos a los belarusos, calificándolos de «estúpidos» y «analfabetos políticos».
La respuesta a todas las acciones inadecuadas de las autoridades fueron las protestas incesantes que ya duran en el país 20 semanas. Se acerca el Año Nuevo y los belarusos formulan sus deseos más profundos de celebrarlo en un nuevo país.