15 de agosto de 2020, Viasna
El Centro de Derechos Humanos “Viasna” y la Organización Mundial contra la Tortura (OMST) están haciendo una campaña para documentar los casos de tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes contra los participantes en las protestas que tuvieron lugar en Minsk entre el 9 y el 13 de agosto de 2020.
Algunos testimonios de las personas que sobrevivieron a la tortura y la violencia serán publicados en nuestro sitio web como evidencia de acciones criminales por parte de la policía antidisturbios.
Yo, Mishakovsky Dmitry Leonidovich, nacido 1982, fui detenido en el distrito “Moskovsky”, cerca de la estación de metro “Malinovka”, el 12 de agosto a eso de las nueve y media de la noche. Los agentes del OMON (Escuadrón Policial para Propósitos Especiales) perseguían a alguien, resultó que me crucé en su camino y caí en sus manos y me metieron en un autobús o en una camioneta, no lo recuerdo exactamente. Inmediatamente me quitaron el móvil, lo destrozaron, me pedían la contraseña del móvil, no entiendo por qué razón. Me llevaron al departamento de asuntos internos del distrito “Moskovskiy”; no me pegaron mucho en el furgón, en cambio en el departamento de asuntos internos del distrito “Moskovskiy” comenzaron a golpearme fuertemente.
Cuéntanos con más detalle, ¿cómo te golpeaban?, ¿de qué manera?, ¿qué te decían mientras tanto?
Con medios coercitivos, me pusieron las esposas, todavía tengo marcas en las manos, me tiraron al suelo. Otras personas estaban sentadas mientras a mi me tiraron al suelo y empezaron a golpear con porras, con botas en la cabeza, se me partían los dientes, golpeaban fuerte, me ordenaron decir mis contraseñas y me quitaron el móvil.
¿Cuántas veces te golpearon en la cabeza con los botines?
Seguramente tres veces, nos tiraron al suelo, luego nos levantaron a todos y nos llevaron al sótano, supongo que era la unidad de guardia. Nos insultaron y humillaron. Luego se llevaron a los demás a las celdas, pero a mi me ataron a una silla, a una especie de sujección que no se movía de ninguna manera.
¿Fue en el ROVD (departamento de asuntos internos)?
Sí, incluso había una cámara de videovigilancia allí. Y nuevamente comenzaron a golpearme.
Cuéntanos más, ¿cómo te golpearon entonces?
Esta vez con las manos, no con medios especiales. Yo les gritaba «¿qué estáis haciendo? No podía dormir ni descansar porque estaba atado. Permanecí en este estado durante tres horas, luego comenzaron a pedir mis datos. Posteriormente me soltaron de la silla y me arrojaron a una celda, ahí había un chico, así que pude dormir ahí. A él se lo llevaron después del almuerzo. Más tarde nos reunieron a todos, nos metieron en un furgón y nos llevaron a “Okrestino”.
Los de allí nos trataron mejor, esperaban el juicio.
¿Ellos te pegaron?
No, pero gritaban constantemente, un poco diferente a la policía antidisturbios o al departamento de policía. Más en plan: «Cara a la pared, contra la pared». ¿Cuántos éramos? Eran cerca de 300 personas las que estaban de pie contra la pared en dos filas a lo largo de todo el pasillo. A los que tenían ganas ir al baño se les permitía acompañados por alguien, en comparación con lo que pasaba el ROVD, donde nos decían – en cuanto estés libre, entonces irás al baño. No daban de comer ni en “Okrestino”, ni en el ROVD.
¿Os daban agua?
No, únicamente a la hora de ir al baño podía tomar un trago del grifo.
¿Recuerdas a esas personas en el departamento de asuntos internos que te golpeaban? ¿Tal vez escuchaste cómo se llamaban entre ellos – policía antidisturbios, empleados?
No, solo recuerdo a uno, el que estaba sin máscara. Era el que estaba de guardia. Lo recuerdo porque él me esposó apretando hasta al máximo y me insultó con todo tipo de malas palabras.