Esto es lo que cuentan
29 octubre 2020 | Viasna Human Rights Center
Cinco estudiantes de 17 años de una universidad de la capital fueron detenidos el 27 de octubre después de una acción de solidaridad con los estudiantes en huelga en el patio de la Universidad Estatal de Belarús, entre la Facultad de Derecho y la de Química. Cinco de ellos recibieron graves palizas por parte de los agentes de seguridad en un autobús policial, tras lo cual en el hospital a todos les diagnosticaron conmoción cerebral y, a algunos, traumatismos craneoencefálicos, rotura de la nariz y otros daños. A cuatro de los estudiantes se les abrieron expedientes en el Departamento policial del distrito Kastrýchnitski en virtud de dos artículos del Código Administrativo: 23.34 (participación en un evento masivo no autorizado) y el 23.4 (desobediencia a una orden o exigencia legítima de un funcionario en ejecución de su servicio). Dos estudiantes, un chico y una chica, han contado a «Viasná» cómo se enfrentaron a la crueldad de las fuerzas de seguridad.
Cuentan que a los estudiantes que participaron en la protesta junto a la UEB los esperaban cuatro autobuses. Cuatro chicos y una chica estaban junto a la entrada del centro comercial «Stalitsa» cuando vieron que hacia ellos se dirigía un agente de paisano. Cuando bajaron al paso subterráneo, allí los estaban esperando los antidisturbios. Fueron detenidos en la Plaza de la Independencia.
«Los agentes empezaron a reírse y a rociarnos con agua»
Cuando iba corriendo, me pusieron la zancadilla y me caí. Me agarraron de inmediato y me metieron en el microbús. En esos momentos me golpearon dos veces en la cara porque intenté levantar la cabeza. Me lanzaron al autobús, y allí estaba ya mi compañera de clase. Con nosotros iba un agente que tendría, por la voz, unos 20 años. Todo el tiempo me estuvieron golpeando en la cabeza.
Después nos pusieron en otro microbús. Allí estaba el resto de los chicos que estaban con nosotros junto a la UEB. Después nos dijeron que también les habían dado palizas. Íbamos tumbados unos encima de otros. Encima de mí había dos personas, aunque había sitios libres.
Me arrancaron el maletín. Tiraron de las correas, ahora el maletín está completamente roto. Intentaron encontrar algo en él, pero no había nada más que agua. Luego los agentes empezaron a reírse y a rociarnos con agua.
También fuimos golpeados y humillados en ese autobús. A nuestro compañero de clase le rompieron la nariz. A un chico que llevaba una gorra naranja le dieron más golpes que a ninguno. Probablemente porque era brillante y llamativa. Tuvimos que escuchar muchas humillaciones y amenazas como «vamos a echarles gas pimienta». Nos golpearon a puñetazos, nos insultaron con malas palabras, nos intimidaron con la cárcel y dijeron que nos iban a matar.
Cuando me pusieron en libertad del Departamento de policía, fui al hospital, donde me diagnosticaron una conmoción cerebral. No tengo heridas graves, ya que me golpean principalmente en la cabeza. Solo un golpe.
Todavía no consigo entender por qué nos detuvieron.
Los estudiantes fueron trasladados al Departamento policial del distrito Kastrýchnitski, pero allí, según dicen, ya no utilizaron la fuerza física contra ellos. Todos los estudiantes fueron puestos en libertad, aunque a cuatro les redactaron protocolos por violaciones administrativas.
«Dijeron que quien manchara el coche de sangre lo limpiaría con la lengua»
A la estudiante de 17 años no le pegaron, al contrario que a sus compañeros varones. Pero contra ella se redactaron en el Departamento policial de Kastrýchnitski protocolos en virtud de los artículos 23.4 y 23.34 del Código Administrativo.
En cierto momento nos lanzaron de cara al suelo y estábamos todos unos encima de otros. No nos permitían levantar la cabeza, pero uno de los antidisturbios me tiró del brazo, me sentó en el asiento que había a su lado y me dijo que me calmara. Durante casi todo el camino hasta el Departamento policial nos estuvieron diciendo que nos «encerrarían» y nos expulsarían, pero él me dijo que no pasaría nada.
Cuando nos tiraron al suelo, uno de los chicos empezó a sangrar por la nariz. Tenía el pantalón todo lleno de sangre. Al principio no le dejaban limpiársela. Después le dieron su propia sudadera y le dijeron que si manchaba el coche de sangre, lo limpiaría con la lengua.