14 septiembre 2020 | EJ.BY
Los científicos rusos están consternados por la decisión de Putin de reconocer la victoria de Lukashenka y exigen que la cambie y hable a favor del pueblo belaruso.
Declaración de los científicos rusos publicada el 12 de septiembre. En ese momento la habían firmado más de 60 científicos ruso, incluyendo a 6 académicos y 5 miembros por correspondencia de la Academia Rusa de las Ciencias. Ya durante la mañana del 14 de septiembre el número de firmantes pasó de los 170 y sigue creciendo sin cesar. Publicamos el comunicado de los científicos rusos íntegramente.
Nosotros, los científicos rusos, seguimos los acontecimientos en Belarús con preocupación y esperanza.
Nuestros amigos y colegas del país vecino se han enfrentado a un fraude sin precedentes durante las elecciones presidenciales. Una parte importante de la sociedad belarusa no reconoce a Äliaksandr Lukashenka como presidente legítimo. Los ciudadanos belarusos se sienten ofendidos por el engaño y el desprecio de su voluntad política; salen a la calle para reclamar su derecho al voto.
Nuestra esfera, la ciencia, es incompatible con las mentiras deliberadas. Nos solidarizamos con el rechazo masivo a las mentiras oficiales que demuestra la sociedad belarusa. Estamos encantados con la excepcional moderación y autoorganización de los participantes en acciones pacíficas de protesta. Muestran al mundo cada vez más ejemplos de coraje y autosacrificio en aras de fortalecer los principios de la razón, la responsabilidad cívica y la dignidad humana.
Para nosotros, los científicos, son los hechos objetivos susceptibles de su verificación general los que sirven como base del conocimiento y la práctica. La solución a cualquier problema comienza con la obtención de hechos fiables que permitan un esclarecimiento imparcial de la situación para separar la verdad de la mentira. Por eso, creemos que unas elecciones limpias y abiertas, capaces de mostrar objetivamente la voluntad de los ciudadanos de Belarús, son la forma más natural de sacar al país de la crisis actual. Nos solidarizamos con los ciudadanos belarusos que están a favor de que se celebren estas elecciones.
Lamentablemente, en esta difícil situación, las autoridades de la República de Belarús rechazan todo diálogo con la sociedad basándose en la violencia y las amenazas. Todos los días nos enteramos con amargura de una nueva persecución de los ciudadanos del país vecino, de la arbitrariedad de sus fuerzas de seguridad. Estamos indignados por las monstruosas humillaciones y torturas a las que han sido sometidos cientos de belarusos. La responsabilidad de estos delitos, cometidos por empleados de los «organismos encargados de hacer cumplir la ley», recae en el liderazgo actual del estado belaruso. El terror de Estado no tiene ni puede tener perspectivas de futuro: la escalada de las mentiras y la violencia es un camino hacia ninguna parte.
Al conocer estos hechos, nos indigna la decisión de los líderes rusos de reconocer a Äliaksandr Lukashenka como presidente electo de Belarús. Exigimos cancelar esta decisión y abstenernos de cualquier injerencia enérgica en los asuntos del país vecino. Solo la voluntad de los ciudadanos de Belarús puede determinar al presidente legítimo, sin embargo, la celebración de elecciones libres es incompatible con las represiones contra los oponentes políticos desplegadas por el actual régimen belaruso.
Estamos muy preocupados por los planes para la absorción real de Belarús por Rusia que se debaten activamente en los medios de comunicación. La implementación de tales intenciones se convertirá en nuevos problemas para nuestros dos países. En cualquier circunstancia, el desarrollo de unas relaciones normales con Belarús solo es posible con el respeto incondicional de su soberanía estatal. Queremos venir a Belarús como amigos, no como ocupantes.
Deseamos a los ciudadanos belarusos el aguante, el coraje y la sabiduría que son tan necesarios para la solución pacífica de los problemas actuales. No tenemos ninguna duda de que pueden convertir a Belarús en un próspero país europeo que viva en amistad con todos sus vecinos. ¡Viva Belarús!