En Belarús, no solo continúan las protestas, sino también hay la segunda ola de coronavirus

Sin embargo, los médicos también son golpeados, arrestados y despedidos por acciones contra Lukashenko

23 noviembre 2020, 08:39 | Aleksei Shumkin, Meduza
La acción de los médicos en Minsk. 13 agosto 2020.
Source: Yauhen Yerchak, EPA / Scanpix / LETA via Meduza

Las protestas en Belarús continúan durante más de tres meses. Los belarusos que se oponen a Lukashenko son golpeados, arrestados y multados con grandes cantidades de una manera regular. Entre los heridos hay al menos cientos de médicos, afirman las organizaciones no gubernamentales. Al mismo tiempo, los médicos están tratando de combatir la segunda ola de la pandemia del coronavirus: incluso según las estadísticas oficiales, en el país cada día hay alrededor de 1.500 contagios. Mientras que los mismos médicos dicen que de hecho la cantidad de los infectados es mucho más. Meduza cuenta cómo el gobierno belaruso persigue a los médicos en medio de la epidemia.


Un Estado – disidente de COVID

«No considero a este coronavirus más que una psicosis y bajo ningún concepto cambiaré de opinión, porque juntos ya hemos sobrepasado muchas psicosis, y sabemos dónde nos había traído. Estoy absolutamente convencido de que es una psicosis más de la que uno se aprovecha y otro será el damnificado», dijo el presidente de Belarús, Alexander Lukashenko, el 19 marzo 2020.

Para entonces, todos los países con los que Belarús tiene fronteras habían cerrado sus fronteras debido al coronavirus. Lukashenko se mostró firme: «Estoy absolutamente convencido de que podemos sufrir más por el pánico que por el virus en sí».

En lugar de las formas tradicionales de combatir epidemias como el régimen de mascarillas, el distanciamiento social y la limpieza con desinfectantes de las manos, el presidente aconsejó «exterminar el virus con vodka y sauna», así como «respirar el humo de la hoguera con mayor frecuencia». Mientras la mayoría de los países estaban dictando las restricciones de cuarentena, en Minsk se llevó a cabo un desfile en conmemoración de la victoria en la Segunda Guerra Mundual. En aquel momento, solo según las estadísticas oficiales, más de 140 bielorrusos murieron por el COVID-19.

Un poco más tarde los medios de comunicación empiezan a publicar las noticias sobre las muertes entre los médicos: en mayoría de los casos se presentaban como muertes a causa de una neumonía o gripe. Los hospitales no manejaron el flujo de pacientes, los muertos fueron enterrados en ataúdes cerrados, y Alexander Lukashenko se mantuvo firme: «Ninguno ha muerto del coronavirus, todos mueren a causa de enfermedades crónicas».

Ahora en Belarús, como en muchos países, hay una segunda ola de pandemia. Esta vez las autoridades no impugnan por completo el problema. Sin embargo, el sistema de salud no puede hacer frente, subrayan los médicos belarusos entrevistados por Meduza. Ahora las casas de maternidad y otros hospitales de la ciudad son asignados como hospitales para tratar a los enfermos de coronavirus, en la mayoría de las ciudades está establecido el uso obligatorio de mascarillas, pero es casi imposible ser atendido o realizar una prueba de manera rápida debido a la congestión de los hospitales.

Según los datos del 22 noviembre, en el país se han registrado 1.564 nuevos contagios, y son ya 124 mil belarusos que se contagiaron desde el comienzo de la pandemia. Los indicadores diarios de otoño ya son notablemente más altos que los de primavera, pero los médicos creen que las estadísticas oficiales son muy subestimadas. Mikhail, un médico de uno de los hospitales clínicos de la ciudad de Minsk [la mayoría de los médicos pidieron no revelar sus nombres], en una conversación con Meduza, dijo que estas cifras deben multiplicarse por al menos un 10. El médico explicó que las estadísticas están seriamente manipuladas: por ejemplo, para reducir el número de muertes por COVID-19, se les dice a los médicos que indiquen primero otros diagnósticos. Según Mikhail, ahora Belarús está cerca del escenario italiano en el inicio de la pandemia, cuando el virus se extendió por todo el país. Ya están ocupadas todas las camas de los hospitales de Minsk, y los médicos se ven obligados a elegir cada vez más a quién debe ser ingresado en la UCI y a quién no. Los empleados de los servicios sociales también dicen que las estadísticas de contagios están 5-6 veces por debajo de los valores reales.

A la carga debida al coronavirus en los últimos tres meses se suma el trabajo regular con las víctimas de los agentes de fuerza. Las marchas de oposición a Lukashenko se celebran cada fin de semana por toda Belarús, los agentes de fuerza torturan constantemente a los manifestantes y utilizan medios especiales.

A los manifestantes también les traen al hospital donde trabaja Mikhail. Por ejemplo, así fue tras las primeras protestas del 9-11 agosto, justo después de las elecciones presidenciales.

«Entre los traumas que se me grabaron en la memoria está el aplastamiento del talón en un paciente de 60 años por una granada aturdidora. Y una herida profunda en el muslo en un hombre de unos 40 años, también por una granada. La herida en el antebrazo por una bala de goma. Desde fuera todo parecía como si los pacientes eran ingresados tras un ataque terrorista, un terremoto o una acción militar», comenta el médico.

«Los empleados con este punto de vista político no pueden seguir trabajando»

Las primeras protestas de los médicos contra Lukashenko comenzaron el 12 agosto, cuando empezaron a salir a las calles y formar las «cadenas de solidaridad» contra la violencia de los agentes de fuerza. Al mismo tiempo, empezaron sus persecuciones. Por ejemplo, el médico intensivista Bogdan Shilnikovsky, que participó en un acto de solidaridad con los manifestantes, fue llevado a la prisión el 12 agosto en la calle Okrestina que se convirtió en un símbolo de la brutalidad de los agentes de fuerza de Minsk. De allí el médico salió en una ambulancia: fue ingresado en UCI [Shilnikovsky tenía diabetes, y en el centro de detención no le fue suministrada la insulina].

Son ya más de 4.000 médicos belarusos que han firmado una carta abierta a las autoridades exigiendo poner fin a la violencia por parte de los agentes de fuerza, poner en libertad a los presos políticos y suspender los resultados oficiales de las elecciones presidenciales.

No se sabe con certeza cuántos médicos han sido perseguidos. Según los datos del «Fondo de solidaridad médica» (fue fundado en la ola de protestas y se dedica a ayudar a los profesionales médicos) proporcionados a Meduza, al menos 15 personas fueron despedidas por razones políticas, entre ellas los rectores de las universidades médicas, profesores de la Universidad Médica Estatal de Belarús, médicos y enfermeras. Entre otros, el director del Centro Nacional Científico y Práctico «Cardiología», Alexander Mrochek, fue despedido el 27 agosto. El médico no descartó que el despido se produjera porque no impidió a que los subordinados acudieron a las protestas. Bajo la dirección de Mrochek, el Centro realizaba operaciones de trasplante de corazón únicas para el país.

Al menos 20 médicos están cumpliendo arresto administrativo en este momento, y más de 150 recibieron multas durante todo el tiempo de las protestas. La detención más rotunda de médicos en las últimas semanas se produjo el 27 octubre. Luego, en la «cadena de solidaridad» en la avenida Dzerzhinsky, diez empleados del Centro Nacional Científico y Práctico «Cardiología» y un médico del Hospital clínico numero 4 fueron detenidos a la vez. Todos recibieron multas de 25 a 30 valores básicos (unos 200-270 euros).

La persecución de los médicos está continuando en la actualidad. El 19 noviembre fue detenido el administrador, un joven de 20 años, del canal de telegram para médicos opositores «Batas Blancas». Ahora está siendo investigado por la causa penal «sobre la organización y preparación de actos que violan gravemente el orden público». Se enfrenta a hasta tres años de prisión.

La Fiscalía General del Estado inició otro caso penal contra el médico del Hospital de Urgencias, quien compartió los datos sobre el examen médico del artista fallecido, Raman Bandarenka, de 31 años. Según la versión del Comité de investigación y Alexander Lukashenko, Raman tenía «intoxicación por alcohol», pero los médicos descartaron esta versión.

Los médicos encuestados por Meduza enfatizan: para ser represaliado no es necesario lucir de alguna manera durante las protestas, basta con tomar parte en un cualquier acto. Ana, médico intensivista del Hospital clínico regional de Minsk, comentó a Meduza que fue detenida con una pancarta en un acto pacífico de solidaridad con otros médicos perseguidos. En el Departamento del Interior del distrito contra ella fue levantado el acta sobre «la participación en un evento masivo no autorizado». La vista de su causa en el Juzgado está prevista el 23 noviembre, Ana se enfrenta a 15 días de arresto. Además, tras su detención, el médico jefe del hospital donde trabaja Ana decidió despedirla.

«Me dijeron: „los empleados con un credo político semejante no pueden seguir trabajando en una institución pública.“ El médico jefe dijo que buscaría razones para mi despido, al mismo tiempo que señaló que no tenía quejas sobre mi trabajo como médico especialista», dijo la médica.

Los compañeros de trabajo de Ana se opusieron a esta decisión del médico jefe. Se reunieron en la de actos del hospital y presentaron un ultimátum: si alguien es despedido por motivos políticos, cada uno de los médicos presentará su solicitud de despido. Esto funcionó, Ana no fue despedida.

«Si así fuera su voluntad, nos pasarían por las armas»

Los médicos belarusos a menudo salen a piquetes cerca de sus hospitales. El 26 octubre Nikolai Kozich, el tisioterapeuta del Hospital antituberculoso de la región de Gomel decidió hacer uno. Kozich fue detenido y arrestado por 15 días. Para Nikolai, esta fue la segunda detención, la primera ocurrió el 13 septiembre, cuando se encontraba en la «cadena de solidaridad» junto a su familia. Entonces el doctor tuvo que cumplir una condena de ocho días de prisión.

«Durante el traslado al Juzgado, los policías no nos trataron de manera muy educada: soltaban insultos y tacos. Dijeron que éramos fascistas, que si así fuera su voluntad, nos pasarían por las armas», dijo Nikolai a Meduza.

En el centro de prisión preventiva, la administración no permitió enviar a Nikolai los medicamentos que necesitaba, también estaban prohibidos los libros para todos los «presos políticos». Y se permitía tomar ducha sólo una vez a la semana.

Después de la segunda detención, Nikolai fue despedido con la sanción del artículo sobre el incumplimiento de los deberes laborales.

Archivo de Nikolai Kozich.
Source: Meduza

El médico jefe se acercó a mí en el Departamento del Interior del distrito y me dijo que me despedía. Cuando ya había cumplido 15 días y faltaban dos horas para el final del período, me metieron con mis pertenencias en el furgón y me llevaron a dos kilómetros de casa. Entiendo que era para que no me recibiera nadie en la puerta del centro de prisión preventiva. Y el primer día hábil después de mi arresto me llamaron al Área de recursos humanos y me entregaron la libreta de trabajo.

Nikolai Kozich, en la conversación con Meduza.

Andrei Lubetski es un cirujano maxilofacial famoso en Belarús. El 11 octubre fue detenido en la tradicional manifestación de domingo, ese día en Minsk tuvo lugar la «Marcha del orgullo».

En la zona de la calle Zybitskaya los manifestantes fueron rodeados por policías antidisturbios y personas armadas parecidas a los soldados de las fuerzas internas, según Andrei. Se le acercaron unas personas con rifles de asalto, lo golpearon en la cabeza y lo arrojaron a un furgón. Durante su detención intentó liberarse, y uno de los agentes de fuerza quiso darle un golpe con el cañón en el abdomen, pero Andrés logró esquivarlo. En el furgón intentó hablar con los de AMAP, pero no tuvo éxito.

«Tras unos minutos entendí que no iban a pegarme e intenté hablar con ellos. Les dije en que trabajo y que no debería estar de rodillas. Entonces uno de ellos respondió: „Me importa un duro quién eres.“ Cuando tuve la oportunidad de mirar a mi alrededor, vi que la mayoría de los agentes de fuerza eran mujeres. Toqué la parte posterior de la cabeza y había sangre. Una de ellas me vendó la cabeza. En lo demás no logré ningún diálogo», dijo Lubetski.

All médico le llevaron a la cárcel en la ciudad de Zhodino, a 60 kilómetros de Minsk. Allí el cirujano pasó tres días en una celda cerrada. No repartieron ni colchones ni ropa de cama, faltaba espacio para dormir. Tuvo que dormir en un banco de metal. «Se celebró la sesión del Juzgado, me llevaron por aquellos pasillos a una pequeña habitación, dentro había un juez y un secretario. Tuve suerte con el hecho de que todos los jueces de Minsk estaban ocupados y nos juzgaron los de la provincia, ellos más neutrales. También me ayudó el hecho de que soy un padre numeroso y un cirujano», explicó el médico. En la sesión Andrei pudo esquivar el arresto: recibió una multa de cinco tasas básicas (42 euros).

«Los policías antidisturbios decían que mejor sería que nos muriéramos»

Las represalias tampoco pasaron de largo a los estudiantes de medicina. Después de que Alexander Lukashenko dijo que «aquellos que salieron a las acciones están privados del derecho a ser estudiantes», los rectorados de muchas universidades comenzaron las expulsiones masivas.

Ekaterina, estudiante de la Universidad de Medicina de Minsk, comentó a Meduza que en septiembre los estudiantes fueron llamados al rectorado para una reunión con el fiscal, quien les dijo que la participación en las protestas es condenable.

Muchos estudiantes fueron detenidos el 26 septiembre, entonces en Belarús comenzó una huelga general. Días después, a los detenidos se les dijo que ya no eran estudiantes. Según Ekaterina, después de eso a muchos les habían permitido regresar a los estudios, pero les advirtieron que volver a participar en la acción conduciría a una expulsión final. Después de eso, algunos se fueron a otros países para continuar sus estudios.

Ekaterina fue detenida el 9 septiembre. «Los policías antidisturbios nos dijeron que mejor sería si muriéramos. Que no hemos logrado nada en absoluto y, por lo tanto, nuestros padres trabajan en un cochambre para que sus hijos puedan estudiar en la capital. Delante de nosotros hostigaron a un hombre, después nos llevaron al Departamento del Interior del distrito y nos sentaron en la sala de actos, donde el jefe de este establecimiento me dio un golpe en la cabeza», relató la chica.

Los médicos de Minsk en un acta de protesta. 9 septiembre 2020.
Source: AP / Scanpix / LETA via Meduza

A continuación la estudiante fue llevada al Centro de prisión preventiva en la calle Okrestina. La chica pasó la noche en una cámara de hormigón, muy fría. Por la mañana, los representantes del rectorado de la Universidad de Medicina vinieron a la prisión. Después de eso, los estudiantes fueron puestos en libertad con una multa de 25-30 valores básicos (200-270 euros).

«Desde Okrestina nos llevaron los ejecutivos de la Universidad. En el rectorado nos dijeron que no lo volvieramos a repetir y que nos perdonaban generosamente por primera vez», recuerda la joven.

«Una lucha de la inteligencia contra la fuerza brutal»

El «Fondo de solidaridad médica» creado en la ola de las protestas pretente defender los derechos de los médicos. Además de la carta abierta de los médicos que ya han firmado más de cuatro mil médicos, ayudan a encontrar abogados y a pagar multas, y ponen al público las represalias contra los médicos. El fondo trabaja en conjunto con las iniciativas BYSOL y By_help, que han recaudado más de dos millones de euros para ayudar a los manifestantes afectados.

Una de los iniciadores de la campaña para ayudar a los médicos reprimidos, la médica de Minsk Anastasia Pilipchik, comentó a Meduza que entre los médicos que habían firmado la carta abierta ya había 150 candidatos a doctor y 17 doctores en ciencias.

 «Lo denomino como una lucha de la inteligencia contra la fuerza brutal. Es inconcebible en condiciones de propagación de la infección por coronavirus y la escasez de profesionales de la salud. Incluso tenemos una risa de conejo: «Ahora el Concilio Republicano puede ser celebrado directamente en la cárcel». El nivel de los médicos que ahora cumplen la condena de 15 días de prisión es muy alto», enfatizó Pilipchik.

Otros médicos belarusos entrevistados por Meduza están de acuerdo con ella. Señalan que en el contexto de la segunda ola de la pandemia, los hospitales ya están sufriendo la falta de médicos, y cada vez hay nuevos médicos arrestados por haber participado en las protestas (el 5 noviembre). «En Belarús, incluso antes de la pandemia, había una grande escasez de personal médico, y ahora se ha reducido la cantidad de los médicos, porque a unos [son condenados] a 12 días de prisión, a otros diez, a terceros ocho», dijo uno de los médicos belarusos. Pero, agrega, para las autoridades tiene mayor importancia reprimir las protestas. Mientras tanto, la mayoría de los médicos que continúan trabajando y caen enfermos, también por falta de medios de protección, no les dan de baja ni les hacen pruebas, ellos continúan trabajando, dijo el jefe del «Fondo de solidaridad médica» Andrei Tkachev.

Parece que Lukashenko también es consciente de la falta de médicos. Pero vuelve a interpretar el problema de su modo: Es cierto que nuevamente interpreta el problema específicamente: a principios de noviembre amenazó en público a los médicos que decidieran durante la pandemia ir a trabajar al extranjero, por ejemplo, en Polonia. «Quiero advertir: no tenemos médicos de sobra. También necesitamos curar a nuestra gente. Pero, siguiendo nuestro principio, no vamos a trincar a nadie. Sin embargo, deben entender: si te fuiste, no podrás volver, sigue trabajando allí y gana ese gran dinero que buscabas», dijo Lukashenko.