Cómo están los estudiantes detenidos el 1 de septiembre
2 septiembre 2020, 20:13 | Yelena Melnikava, TUT.BY
El 1 de septiembre los estudiantes participaron en los eventos de protesta y solidaridad. Según los comentarios posteriores del Ministerio del Interior, por violación de la ley sobre los eventos masivos en Minsk con respecto a más de 30 estudiantes fueron levantadas actas de infracción leve. TUT.BY habló con tres de ellos: los jóvenes, el Día del Conocimiento (1 de septiembre), acabaron en el Departamento del Interior del distrito Leninski.
«Los que lograron ocultarse tras las espaldas de las chicas salieron sanos y salvos»
Danila Darafeyeu, de 19 años, estudiante de segundo curso de la Universidad Estatal de Belarús cuenta que no pensaba participar en la acción del 1 de septiembre. Decidió unirse a ella al informarse de las detenciones de los estudiantes de la mañana, quiso expresar su solidaridad. Se unió al grupo de los protestantes aproximadamente a las 14:00 del mismo día.
«Íbamos andando, se nos unía la gente, también nos seguían furgonetas sin matrícula», dice el joven y explica la ruta: Nemiga, Gorodskoy Val, avenida de la Independencia. «No sé si había alguien quien nos encabezaba ni si había sido organizado, simplemente paseábamos por la ciudad».
En el camino de los estudiantes de vez en cuando aparecían los cuerpos de seguridad y agentes de policía. Había detenciones. Para Danila el mitin terminó cerca del estadio de fútbol «Dinamo».
«Habíamos pasado aproximadamente la mitad de la cerca cuando de repente junto a nosotros pararon unas furgonetas. De ellas saltó el AMAP (policía antidisturbios – Nota del traductor) y empezaron a pillar a los que estaban cerca de la calle. Algunos pudieron ocultarse tras las espaldas de las chicas y salieron salvos».
Danila estaba entre los que acabaron en la furgoneta. Eran las cuatro y media de la tarde.
«Yo pago por mis estudios y estuve pensando que me podrían expulsar de la Universidad por el camino, bueno en plan de que no hay que preocuparse, ya no hay solución. Simplemente me había desecho de estos pensamientos».
A los detenidos les llevaron al Departamento del Interior del distrito Leninski.
Nos sacaron, nos pusieron de pie junto a la pared. Nos sacaron todo de los bolsillos: móviles, llaves. Nos llamaban uno a uno para que cada uno colocara sus cosas en la bolsa. Nos identificabamos frente a una cámara mencionando el nombre, apellido, lugar de residencia. Luego nos llevaron para levantar el acta. Me dieron dos: una por participar en el mitin y otra por desobediencia durante la detención. Nos decían: «Firmad, de contrario os vais a trasnochar al Centro de Incomunicación de los Detenidos», y yo acepté las dos actas. Pero luego me arrepentí. Existe una grabación donde se ve que no protesto, me torcieron los brazos detrás de la espalda.
En la mochila del estudiante encontraron una bandera blanco-roji-blanca y se la quitaron. No revisaron el móvil, pero le prohibieron hacer fotos y exigieron desconectarlo. Danila y algunos otros detenidos de la misma universidad tuvieron que esperar a que llegara el decano.
En total estuve en el Departamento del Interior cerca de cinco horas, dos de ellas en un local abierto y frío sólo con una camiseta. Aproximadamente a las 10 de la noche llegó el decano de una facultad, que no era la mía, y nos soltaron bajo su responsabilidad. Estaba muy tranquilo. Nos dijo que no nos iban a expulsar de la universidad. Estoy muy agradecido a la Universidad por su actitud.
Danila fue puesto en libertad, pero no le entregaron el acta. Hoy ha ido al Departamento del Interior a pedir los documentos para entregarlos a su abogado, pero le dijeron que escribiera una solicitud que será estudiada durante 10 días.
«Pero el juicio puede celebrarse antes», dice Danila. «Y no había firmado ningún papel sobre de la hora cuando tengo que venir. No entiendo qué significa todo esto».
Una cosa la tengo clara, no hay ningún conflicto con los padres:
Yo les había informado de que iba a la marcha. Y me apoyaron. Así que no hubo ningún conflicto después. En lo que se refiere a las actas, espero que una de ellas, la de desobediencia en la detención, pueda protestarla. Antes no había tenido ninguna falta administrativa, ni una sola, ni siquiera por no pagar el viaje en el transporte urbano.
«En Okrestina nos llamaban bandidas para reírse de nosotras»
Vera (pide que no publiquemos su apellido – Nota de TUT.BY), de 19 años, es estudiante del tercer curso de la Facultad de Filología de la Universidad Estatal de Belarús. El 1 de septiembre, con otros estudiantes decidió dar la bienvenida a los estudiantes del primer curso con una acción: escribir con tiza en el patio interior de la universidad citas de clásicos literarios belarusos. Después pensaban recoger firmas bajo una petición estudiantil y participar en la marcha, pero no pudieron.
Se nos acercaron el decano y el vice-decano. Era difícil construir un diálogo en el patio interior y el decano nos invitó a su despacho. Le empecé a explicar nuestros planes, pero al decano le habían llamado. Estaba muy preocupado, y volvimos todos al patio. Allí se encontraba un hombre vestido con un traje claro, las chicas se pusieron a discutir con él.
Terminó la historia cuando dos hombres vestidos de paisano comunicaron a Vera y otra estudiante, Angelina, que debían ir con ellos. Ya dentro del coche las chicas supieron que las llevaban al Departamento del Interior del distrito Leninski. En unas horas las registraron y redactaron las actas:
«Artículo 23.34, p. 1, lo que a todos les imputan [desobediencia a un funcionario durante el desempeño de sus funciones]», explica la joven. «Esperábamos que nos dejaran irnos, pero nos dijeron que nos quitáramos los cordones porque nos llevarían al Centro de Detención. Les preguntamos por qué, pero no nos contestaron. En el camino nos dijeron que nos expulsarían de la universidad y que nuestros padres perderían sus trabajos».
Así las chicas llegaron a Okrestina, como resultó, hasta la mañana. Primero Angelina lloraba, luego se sintió mejor. Las fueron cambiando, según dicen, por varias celdas. La última era para cinco personas. Al principio estaba vacía, pero después fue llenándose de detenidos de diferentes partes de la ciudad. A partir de entonces, con ellos se portaron bien: les dieron ropa limpia, bolsas higiénicas.
Nos permitieron comer a pesar de que ya no era la hora de cenar. Teníamos agua potable. Bromeaban, nos llamaban «bandidas».
Al día siguiente después del desayuno a las chicas las llevaron al juzgado. A Vera le dieron una multa de 25 unidades básicas, lo que corresponde a 675 rublos (aproximadamente 215 euros – Nota del traductor).
Me apoyaron mucho tanto los representantes del rectorado como los del decanato. El decano y el vice-decano estuvieron aquí, ellos hablaron bien de nuestros caracteres y estaban muy preocupados por nosotras. ¡Muchísimas gracias a ellos! Esperamos el dictamen de Angelina. Espero que tenga suerte y también sólo la multen y no la llevan a la prisión. En la facultad nadie habla de expulsiones, nos dicen que recuperemos la salud y que nos están esperando en las clases.
Vera está preocupada sólo por haber dado un disgusto a sus padres.
Yo siempre he sido una niña muy buena: participante de olimpiadas, estudio con una beca, mi nota media durante todos los estudios ha sido superior a un nueve. Le he dicho a mi madre que pagaré yo misma la multa y le devolveré el dinero por los honorarios del abogado porque soy una niña mayor.
«No soy una persona que va a decir que simplemente pasaba cerca. No, yo había participado voluntariamente»
Yaugeni Cherapovich estudia en la Facultad de Historia de la Universidad Estatal de Belarús con una beca. Se caracteriza como «un estudiante decepcionado por el sistema de educación bielorruso».
El 1 de septiembre a las 11 horas del día él con una bandera blanco-roji-blanca en las manos estaba cerca de su facultad, en aquel momento fue detenido el profesor de la facultad y docente Vadzim Beliavets. Los manifestantes echaron a correr, se encontraron a otros estudiantes junto a la Facultad de Derecho y se unieron a ellos.
Al igual que Danila, Yaugeni fue detenido junto al estadio «Dinamo»:
En la furgoneta me senté en el asiento, pero el policía antidisturbios me tiró al suelo y me di un golpe con la cabeza, me quitaron la bandera. En el camino nos decían que nos íbamos a la aldea a trabajar el campo, que nos mandarían al ejército. Cuando sonó el móvil de unos de los detenidos, comentaron: «¿Qué, mamá te pregunta sobre la cantidad de la multa?»
En el Departamento del Interior del distrito Leninski, Yaugeni se sintió mal: sentía náuseas y mareo. Los demás detenidos también se sentían mal, por eso llamaron a una ambulancia.
Antes realizaron un procedimiento estándar, contesté a sus preguntas ante una cámara. Firme el acta por participación en un evento no autorizado. No soy una persona que va a decir que pasaba cerca. No, había participado voluntariamente.
Al estudiante le llevaron al Hospital Nº5, donde le examinaron y le dijeron que estaba bien. De allí volvió a la residencia. Ya era tarde. No le entregaron copia del acta y no sabe cuándo se celebrará el juicio.
Yaugeni apunta: había participado en las protestas antes, en su ciudad natal de Vileika (provincia de Minsk) y en Minsk también. Pero no le habían detenido. Su abuela hoy había visto un video donde se llevaban a alguien parecido a su nieto, así que puede ser que el momento de su detención haya sido grabado.
«Pero yo no lo he visto… No hay por qué sufrirlo de nuevo. Es mi primera experiencia», sonríe.