«No estoy de acuerdo»

Trabajadores de distintas empresas se declaran en huelga individualmente y dejan de trabajar

27 octubre 2020, 19:28 | Anna Rybchýnskaya, Aliaksandra Kvitkiévich, FINANCE.TUT.BY
Source:  Volga Shukaila, TUT.BY. La fotografía y la portada tienen carácter ilustrativo

Los sentimientos de protesta están ahora presentes en muchas empresas del país. Algunas personas intentan hacer huelga en grupos. Otras, que no han encontrado personas en su empresa que estén dispuestas a declarar abiertamente su actitud ante lo que está sucediendo en el país, comienzan a hacer huelga solos. «Yo no he presionado a nadie para hacer huelga. Esta ha sido solo mi decisión. Es asunto de cada uno, y lo debe decidir cada persona», considera Dzianís Zhyzhniéwski, un conductor de autobuses de la filial «Cochera Nº6» de la empresa pública «Minsktrans» que a partir de hoy se ha negado a volver al trabajo hasta que se cumplan sus exigencias.

Conductor de autobuses: «No volveré al trabajo hasta ver cumplidas mis exigencias»

El hombre grabó un mensaje de video en el que decía que a partir del 27 octubre se sumaría a la huelga nacional y no iría a trabajar hasta que se cumplieran sus exigencias. Las exigencias de Dzianís son las de siempre: la puesta en libertad de los presos políticos, la dimisión de Lukashenka, unas nuevas elecciones justas y la investigación de todos los asesinatos y palizas.

«El lunes era mi día libre según nuestro horario. Pero, desde ayer, los jefes me han estado llamando, preguntándome qué y cómo. Le expliqué que no iba a trabajar a partir del 27 octubre. Esta mañana vinieron a verme el director de la Cochera Nº6 y otros dos jefes. Intentaron persuadirme para que acudiera a mi puesto de trabajo. Me hablaron normalmente, en un tono tranquilo. Les expliqué mi posición, les dije que no estaba de acuerdo con todos los crímenes cometidos, que no quería que mis hijos crecieran en un país así. Y pelearé hasta el final», relata Dzianís.

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Los jefes no consiguieron convencer a Dzianís, «entonces me pidieron que, al menos, no les causara dificultades».

«Lo único que podía ofrecerles era escribir una carta de dimisión. En nuestra empresa trabaja gente buena, así que realmente no quería ser molestia», continúa el joven. «Después de arreglar mis asuntos en casa, fui a la cochera. Pero, en lugar de una carta de dimisión, escribí una explicación de por qué no había ido a trabajar. Escribí que me negaba a ir al trabajo a partir del día 27 octubre por circunstancias familiares. No tengo ningún justificante escrito. Le di mi explicación al jefe. Este me dijo que la guardaría hasta por la tarde y, si cambiaba de opinión, podía volver a trabajar sin problemas».

Pero la decisión de irsee era definitiva. Según Dzianís, la gerencia dijo que estaban listos para volver a contratarlo incluso más adelante, no tenían quejas en cuanto a su trabajo.

«Pero, mientras no se cumplan mis exigencias, no voy a volver a trabajar. Tengo ahorros, he comprado patatas», bromea Dzianís. «Puedo permitirme vivir un tiempo sin trabajar. Hoy he escrito al fondo BYSOL. Todavía no me han contestado, pero dicen que a veces puedes tardar hasta 25 días en recibir su ayuda».

Como dice Dzianís, no presionó a ninguno de sus colegas para hacer huelga, fue solo decisión suya.

«Es asunto de cada uno, cada persona debe decidir por sí misma. Vi que en una de las flotas de trolebuses un conductor también se declaró en huelga. No he visto a mis colegas, así que no sé cómo se han tomado mi decisión. En nuestra empresa trabajan muchos jubilados, tienen hijos mayores. Probablemente vivan cómodamente. Yo veo en qué país vivirán mi hijo y mi hija si se retiran. No me gustaría ese destino para ellos, no me gustaría ver lo que les pasa hoy con los niños pequeños, los estudiantes. Si te rindes, empeora. Es mi opinión. Entonces tienes que luchar».

Trabajador de una fábrica: «Ayer me dieron la primera advertencia y me quitaron el 100% de la paga extraordinaria»

También ha empezado una huelga individual un trabajador de «Keramín». Le ha contado a la redacción que escribió la solicitud correspondiente a nombre del director general y el jefe del taller, y también puso una fotografía en el chat de la empresa.

«También informé personalmente al jefe de mi taller antes de empezar el turno. Una hora después me llamaron al despacho del asistente general del departamento de ideología, conversaron conmigo y me dijeron que no tenían más opción que despedirme por no realizar mis obligaciones laborales, pero no por mis ideas políticas ni por la huelga en sí», dice el trabajador. «Ayer me dieron la primera advertencia y me quitaron el 100% de la paga extraordinaria, hoy me darán la segunda y el despido. Durante la conversación me propusieron dimitir por propia voluntad, pero me negué por principios».

Según nuestro interlocutor, los demás trabajadores tienen miedo de las represalias y de perder su trabajo, y por eso no se unen a la huelga. Él estaba preparado para las consecuencias y lo hizo «con la esperanza de que eso le diera un empujoncito al resto de trabajadores para que se unieran, para que vieran que no hay nada que temer».