Belarús | 11ª semana de protestas (19–25 de octubre)

La semana antes del ultimátum

26 octubre 2020 | BYHelp-Mediagroup
Source: Voice of Belarus. Cover photo: Deutsche Welle, TUT.BY, Deutsche Welle

La 11ª semana de protestas estuvo marcada por la neurosis de las autoridades antes de la fecha límite del «ultimátum del pueblo» iniciado por Svetlana Tikhanovskaya. 

Las condiciones del ultimátum: 

  • El cese de la violencia y la investigación de todas las atrocidades cometidas por las fuerzas de seguridad
  • La liberación de todos los presos políticos
  • La dimisión de Alexander Lukashenko

En caso de incumplimiento, Svetlana Tikhanovskaya pidió a los belarusos que iniciaran una huelga nacional el 26 de octubre.

Mientras tanto, las protestas pacíficas se han vuelto aún más masivas: marchas de jubilados, personas con discapacidad, acciones estudiantiles. En este contexto, llegó a Belarús el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de la Federación de Rusia, Sergei Naryshkin, quien, al parecer, trajo un mensaje del Kremlin.

Las autoridades decidieron organizar su propia gran manifestación el domingo 25 de octubre, para lo cual comenzaron a recoger a funcionarios del Estado de toda Belarús, pero tras la negativa en masa de la gente, la manifestación fue cancelada.

Al mismo tiempo, el domingo se batió el récord del último mes: tuvo lugar una manifestación popular en las calles de Minsk que sumó, según diversas estimaciones, hasta 250 mil participantes. Una enorme columna recorrió toda la ciudad. Sin embargo, al final del mitin, las fuerzas de seguridad comenzaron a dispersar a los manifestantes utilizando granadas aturdidoras y balas de goma. Muchos comenzaron a sospechar que los provocadores habían conducido deliberadamente a la columna de personas a una trampa preparada. Las explosiones más terribles se produjeron casi debajo de las ventanas de la unidad de cuidados intensivos de una clínica maternidad especializada que acoge a bebés prematuros y madres con patologías cardíacas.

Las fuerzas de seguridad agarraron y golpearon a los manifestantes en los patios, irrumpieron en los apartamentos donde los vecinos los escondían, y todo sucedió por orden directa del propio dictador.

Faltaban pocas horas para que expirara el «ultimátum del pueblo».

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